Seguimos con la entrada anterior. Hoy voy a comentaros otro error de nuestra mente muy común, los “debería de”, los “tendría que” o los “es necesario que…”.

Aquí estoy segura de que todos los hemos utilizado: “A mi edad no deberían afectarme tanto las cosas”, “Después de tanto tiempo tendría que saber lo que quiero”, “Debería saber controlarme”, “¡Tenéis que obedecerme, soy vuestro padre!”, “soy demasiado apasionada, no debería dejarme llevar por mis emociones”…

El problema no es que queramos mejorar o que tengamos peticiones legítimas hacia otras personas si no en establecer un listón demasiado alto en función de cómo creemos que han de funcionar las cosas y convertirlo en una obligación inexcusable, en una ley. Así, lo que no coincide con estas demandas nos resulta inaceptable. No damos margen al error, propio y de los demás.

Los “debería” no nos ayudan porque marcan un único camino, no nos abren otras posibles direcciones (ya que nuestra atención se centra en los aspectos no deseados del problema y en el malestar que se siente), nos cierran alternativas y soluciones. Cuando se refiere a otros, nos mantienen atrapados en la crítica del que ha infringido la norma más que en resolver la situación que se ha producido.

Los “debería” hacia uno mismo generan autocríticas destructivas, sentimientos de culpa y frustración y si se utilizan con los demás, provocan resentimiento, ira, agresividad, frustración…

Los “debería de”, “tendría que”… no nos ayudan porque marcan un único camino, nos cierran alternativas y soluciones.

Como primer paso para “graduar tu mente” cambia los “debería” por “me gustaría”, “querría”… y así favorecerás abrir caminos para resolver las situaciones que se presentan y, de paso, cuidarte a ti mismo/a.